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23 noviembre 2012

La calma chicha


El agua cae en cámara lenta. La yerba se hincha y M. me pasa el mate. La temperatura del agua es la justa. Sin embargo, hace calor para tomar mate. Los 35 grados que entran por el ventanal abierto de par en par lo certifican. Pero para M. la costumbre de los amargos a media tarde no se negocia.

El agua vuelve a caer en cámara lenta. La yerba se hincha hasta el mismo punto de la cebada anterior. M. parece sonreír ante su precisión quirúrgica. Pero es un espejismo porque es difícil darse cuenta cuando M. está contento o amargado. La euforia parece no estar dentro de su ADN.

El agua del termo se acabó. M. pone de pie su desgarbada figura de casi dos metros y encara hacia la cocina arrastrando sus ojotas número 45. Carga la pava con agua de la canilla. Saca un fósforo de la caja y enciende la hornalla. Acomoda la pava sobre el fuego de manera tal que el fuego abraza a la pava de forma simétrica. Agita el fósforo y lo apaga. Abre la canilla y empapa el fósforo apagado. Levanta la tapa del tacho y arroja el fósforo. Me pregunta si deseo algo de comer. Le respondo que sí. Dice que sólo le quedan galletitas de agua.

Foto: Juanpol

14 noviembre 2012

Galán de canas

— Contale a ella cuántos años tengo. Pero haceme quedar bien, eh. No me des más años de los que tengo — le dijo el padre a su hija.

El hombre interrumpió la conversación con la joven para hacerse el galán. Ambos se conocen del barrio: ella dicta clases de yoga en un centro cultural, donde él es profesor de música.

Las canas prácticamente le ganaron la pulseada a su cabellera morocha. Su barba también se contagió de blanco. Sus amigos le dicen que a las mujeres le gustan los hombres entrecanos. Sin embargo, para él la voz de la experiencia no es suficiente para atraer a una mujer una década más joven que él. Por eso cada vez que tiene la oportunidad se hace el simpático.

— Tiene 43 años. — respondió la nena.

Su padre y la profe de yoga se rieron juntos.

— ¿Viste cuánto me quiere? — dijo orgulloso, sonriente y galante el hombre mientras la nena se acomoda la mochila sin prestarle mayor atención a la escena.