Desde la semana pasada,
el Banco Central de la
República Argentina dispuso nuevas medidas para la compra de
dólares. Desde ahora quines quieran quedarse con un puñado de billetes verdes
deberán presentar la documentación pertinente que asegure el aval necesario para
hacerlo. Debido a esta medida los bancos se vieron “invadidos” por personas que
desean adquirir dólares. En ese contexto dos señoras muy aseñoradas se
encontraron en una atestada fila de una entidad bancaria y amenizaron el tiempo
de espera charlando de bueyes perdidos.
— Cuánto que tardan en
atender acá. Hace veinte minutos que estoy y la fila no avanza.
— Es terrible. Encima no
funciona el aire acondicionado. Yo me estoy ahogando.
— Una vergüenza,
realmente.
— En la sucursal de
Liniers pasa lo mismo.
— Claro. Pero ahora ahí
no se puede ir. El barrio es un desastre.
— Sí. Es una mugre. Cada
vez peor.
— Está lleno
de bolivianos. Antes no era así, antes era un barrio lindo. Yo pagaba los
impuestos allá, pero no voy más. Ahora, me voy al shopping de Devoto que hay un
Pago Fácil. Te atienden todo el día y el lugar es limpio.
— Mire usted qué cómodo.
— Sí, es cómodo. Pasa que
los bolivianos están copando todo. Esta gente vive del Estado, les pagan por
tener hijos. Uno para ganar plata tiene que trabajar, pero a ellos la plata se
la regalan. Encima vio las camionetas que se compran. Y nosotros no podemos
comprar dólares, pero a ellos se los dan. Con mi marido queremos irnos a Europa y no podemos
comprar la plata para irnos.
— Es terrible. No sé en
qué va a terminar esto porque dicen que se viene otro corralito.
— Mire no sé qué va a
pasar. Pero lo seguro es que uno trabaja toda la vida para que después no pueda
disfrutar la plata que ganó.