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11 enero 2010

Otro lado oscuro de la luna

De la mano de Amo descubrir canciones, blog amigo de la casa, me enteré que The Flimings Lips, junto a algunos de sus amiguillos, editaron un disco tributo (¿?) nada más ni nada menos que a Pink Floyd. Claro que no se trata de un homenaje cualquiera ya que el grupo norteamericano se propuso registrar The dark side of the moon a su manera, imprimiéndole su estilo propio y vaya si lo logró. El resultado final es un disco que a algún que otro purista puede asustar por la distorsión de las guitarras y de los sintetizadores. Pero la musicalidad de las canciones no se pierde, ni bien comienza un tema te das cuenta de cuál se trata, no hay nada raro detrás.

Sin embargo, en una primera escuchada este disco no me dio la sensación de haber sido pensado con la idea de transmitir el hilo conductor - el concepto de nacimiento, vida y ocaso de las personas - con el que Pink Floyd registró el disco original allá por 1973. Quizás el objetivo de The Flimings Lips y compañía haya sido ese: grabar un puñado de canciones más allá de la idea conceptual que rodeó a El lado oscuro de la luna hace más de 35 años.

Como bien señala AMC, esta no es la primera oportunidad en la que una banda decide homenajear a uno de los mejores discos de la historia del rock. Allá por 2003 la banda de reggae Easy Star All-Stars dio a conocer Dub side of the moon, y como su nombre lo indica se trató de un disco en clave dub sobre el trabajo discográfico más celebrado de Pink Floyd.

Reversionar discos clásicos de la historia del rock no es ninguna novedad. Desde hace un tiempo a esta parte Beck también se juntó con varios amigos suyos con la idea de tributar a grandes bandas del rock. Alguno de sus aportes son las grabaciones de discos de Leonard Cohen y Velvet Underground, entre otros. Cada vez que sale un homenaje/tributo anda dando vueltas la vieja pregunta: ¿cuál es mejor, el original o el cover? Casi siempre – por no decir siempre – prefiero el primero porque allí surge la obra, se concibe en un momento y lugar determinado. En definitiva, dicen por ahí que sin el original no hay copia. Pero mejor, juzguen ustedes mismos.

04 enero 2010

Juego de opuestos


Nadie les dijo que se juntaran, pues a nadie se le habría ocurrido siquiera que podían sentarse a la misma mesa. Pero allí estaban, sentaditos. Nadie los juntó, pero ellos se juntaron. Nadie los citó, pero ellos se citaron; se encontraron en un tiempo y un lugar indefinido.

Allí estaban, cerca de la puerta, el optimismo y el pesimismo. Más allá, pegados al inmenso ventanal que daba a la calle, la humildad y la altanería, Unos pasos a la derecha estaban la exageración y la mesura. ¿Qué hacía allí cada uno de estos pares de opuestos? Nadie lo sabe y seguramente nadie se lo preguntará alguna vez. Pero sin saber sabiendo ellos estaban ahí compartiendo sus miserias y sin saber sabiendo se dieron cuenta que en cada uno de ellos se encontraba un pedacito del otro.

Aunque nadie lo reconozca públicamente cada uno de ellos sabe que no existe sin el otro, sin su opuesto, y por eso es que en definitiva existen. Alguno de ellos, nadie sabe cuál, recordó un viejo libro de psicología que afirmaba que los opuestos se atraen y encontró en esta aseveración la respuesta a que estos pares estuviesen reunidos en un mismo tiempo y lugar indefinidos.

Al parecer en este mundo todo es posible y hasta el agua y el aceite pueden juntarse. Ayer nomás eran enemigos íntimos, pero la bendita mano del hombre, esa que de vez en cuando juega a ser Dios, los unió.