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26 junio 2012

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

Suena el timbre con ganas. Una vez, dos veces y tres veces. Son las 9:30 de la mañana en punto. Del otro lado del portero eléctrico un señor jubilado.

— ¿Quién es?
— Hola, ¿es la casa del peluquero?
— No. Es el otro timbre.
— Ah, bueno.

Suena el otro timbre. Nuevamente suena con ganas. El impaciente cliente esta vez pega un solo timbrazo.

— ¿El peluquero no atiende hoy?
— …
— Son las 9:30. El cartel dice que atiende desde las 9:30. ¿Dónde está? Qué se compre un reloj nuevo. ¿Lo espero acá?

Imagen: Septta

09 junio 2012

Para mi amigo Moreno

“Lo que pasa que ahora las cosas están más caras. Allá en Roma tenemos la costumbre de invitar la cena. Es decir, si te invito, tú no pones dinero porque es mi casa. Pero aquí los precios subieron mucho en el último tiempo. A mi se me está haciendo un poco difícil. Me alcanza, pero me parece que a la gente de aquí no”.

De una italiana a una colombiana en un 93 perdido en la noche de Buenos Aires.