El fenómeno Facebook cada día suma más adeptos. Según Wikipedia esta nueva red social cuenta con cerca de 65 millones de personas. Para algún recién caído del catre que no sepa que es Facebook aquí va una breve explicación: es una red social – de esas que forman parte de la web 2.0 – en las que los usuarios muestran sus fotos, sus videos, escriben sobre sus vidas, se contactan con amigos, etc., etc. y etc. Para ser más claros, es como un My space pero elevado a la enésima potencia.
A raíz de un artículo publicado el lunes 11 en The New York Times se disparó la polémica. Resulta que un usuario quiso remover definitivamente su cuenta de Facebook y resulta que la cosa no era tan sencilla como él creía. El muchacho se encontró con que si bien la cuenta se puede eliminar, la información del usuario queda alojada en los servidores. Sin embargo, en el matutino norteamericano hoy se publicó una nota en la que se escucha la otra campana. El team Facebook explicó que la información sí se puede borrar manualmente por el usuario pero que todavía no es algo sencilla de aplicar y, como diría Tu Sam, puede fallar.
La posibilidad de que Facebook conserve tu información no es una buena noticia muy bonita que digamos. No está bueno que alguien conserve tus pasos en el mundo virtual. Pero hete aquí el meollo de la cuestión. A ellos les interesa eso: la información que genera cada usuario. Cuando un modelo de negocios se haya asentado alrededor de Facebook tu información será la base de la fortuna de ellos.
Hace poco tiempo abrí mi cuenta en Facebook y encontré un par de cosas que me parecen interesantes. Por ejemplo, la posibilidad que tiene de taggear casi todo. Empezás a clickear en un lado y en otro y apareces contestando una trivia sobre Los Simpsons, jugando al black jack o encontrando el perfil de una compañera de la universidad que hace tiempo no ves.
También me llama la atención la posibilidad de armar grupos entre los usuarios. Si bien cada uno tiene su espacio puede invitar a sus amigos a formar parte una comunidad. Ahí creo que radica la diferencia con otras redes 2.0, el hecho de formar grupos entre amigos. A esos grupos uno puede llegar porque un amigo forma parte de él o porque la propuesta le parece interesante. Por ejemplo, para alertar a los usuarios se formó un grupo que enseña a como remover la cuenta definitivamente.
Este tipo de cuestiones llevan a un tema recurrente: ¿quién vigila los correos electrónicos que recibís y enviás? ¿Quién registra todas las páginas de la net por las que navegas? ¿Quién se entera de los videos que ves? La conspiración es infinita.
A raíz de un artículo publicado el lunes 11 en The New York Times se disparó la polémica. Resulta que un usuario quiso remover definitivamente su cuenta de Facebook y resulta que la cosa no era tan sencilla como él creía. El muchacho se encontró con que si bien la cuenta se puede eliminar, la información del usuario queda alojada en los servidores. Sin embargo, en el matutino norteamericano hoy se publicó una nota en la que se escucha la otra campana. El team Facebook explicó que la información sí se puede borrar manualmente por el usuario pero que todavía no es algo sencilla de aplicar y, como diría Tu Sam, puede fallar.
La posibilidad de que Facebook conserve tu información no es una buena noticia muy bonita que digamos. No está bueno que alguien conserve tus pasos en el mundo virtual. Pero hete aquí el meollo de la cuestión. A ellos les interesa eso: la información que genera cada usuario. Cuando un modelo de negocios se haya asentado alrededor de Facebook tu información será la base de la fortuna de ellos.
Hace poco tiempo abrí mi cuenta en Facebook y encontré un par de cosas que me parecen interesantes. Por ejemplo, la posibilidad que tiene de taggear casi todo. Empezás a clickear en un lado y en otro y apareces contestando una trivia sobre Los Simpsons, jugando al black jack o encontrando el perfil de una compañera de la universidad que hace tiempo no ves.
También me llama la atención la posibilidad de armar grupos entre los usuarios. Si bien cada uno tiene su espacio puede invitar a sus amigos a formar parte una comunidad. Ahí creo que radica la diferencia con otras redes 2.0, el hecho de formar grupos entre amigos. A esos grupos uno puede llegar porque un amigo forma parte de él o porque la propuesta le parece interesante. Por ejemplo, para alertar a los usuarios se formó un grupo que enseña a como remover la cuenta definitivamente.
Este tipo de cuestiones llevan a un tema recurrente: ¿quién vigila los correos electrónicos que recibís y enviás? ¿Quién registra todas las páginas de la net por las que navegas? ¿Quién se entera de los videos que ves? La conspiración es infinita.