— Contale a ella cuántos años tengo. Pero haceme quedar bien, eh. No me des más años de los que tengo — le dijo el padre a su hija.
El hombre interrumpió la conversación con la joven para hacerse el galán. Ambos se conocen del barrio: ella dicta clases de yoga en un centro cultural, donde él es profesor de música.
Las canas prácticamente le ganaron la pulseada a su cabellera morocha. Su barba también se contagió de blanco. Sus amigos le dicen que a las mujeres le gustan los hombres entrecanos. Sin embargo, para él la voz de la experiencia no es suficiente para atraer a una mujer una década más joven que él. Por eso cada vez que tiene la oportunidad se hace el simpático.
Las canas prácticamente le ganaron la pulseada a su cabellera morocha. Su barba también se contagió de blanco. Sus amigos le dicen que a las mujeres le gustan los hombres entrecanos. Sin embargo, para él la voz de la experiencia no es suficiente para atraer a una mujer una década más joven que él. Por eso cada vez que tiene la oportunidad se hace el simpático.
— Tiene 43 años. — respondió la nena.
Su padre y la profe de yoga se rieron juntos.
— ¿Viste cuánto me quiere? — dijo orgulloso, sonriente y galante el hombre mientras la nena se acomoda la mochila sin prestarle mayor atención a la escena.