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02 julio 2009

Un boludo con un blog dice

A veces pienso que a las personas les encanta vivir con miedo. Miedo de que les pique el mosquito del dengue, miedo de que se pesquen la gripe porcina, miedo de que se queden sin laburo, miedo de que no los quieran – y que los quieran también - miedo, miedo miedo y más miedo. Sospecho que en algo de eso los medios masivos de comunicación pueden llegar a tener la culpa, pues te taladran la cabeza con que el Apocalipsis ya está por llegar, que está a unos pasitos tuyo y que en la primera de cambio te arrastra a vos y a los tuyos derechito al infierno.

Pero desde hace unos días me da la sensación de que a las personas en general les encanta que les taladren la cabeza con ese tipo de cosas. Es como si fuese una elección de vida y que no podrían vivir sin ese aparente caos que los rodea. Esto no quiere decir que los medios masivos de comunicación sean unos bonachones que tienen las mejores intenciones, nada de eso. Sino que el público en general está buscando algo que le genere temor, pavura, que los haga sentir intranquilos. Como si necesitara que ese algo atormente, machaque y amenace con el fin del mundo.

Vayamos a los ejemplos. Ahora la vedette de los temerosos es la gripe A. ¡Ah! ¡El fin del mundo, nos vamos a morir! Se agotaron los barbijos y el alcohol en gel – invento desconocido para mi hasta hace unas semanas –, ¿por qué? Porque las personas tienen miedo a pescarse la porcin flu y al parecer alguien dijo que la conjugación de esos dos elementos es una posible vía de prevención. Ergo, todos salen a comprar barbijos y alcohol en gel puesto que parecen ser la salvación. Algo similar había pasado con el dengue hace unos meses atrás. El transmisor de la enfermedad era un mosquito, ergo se vendieron todos los potes de mata mosquitos habidos y por haber. No quedo ni uno.

Antes de que alguno salte a la yugular. No se está diciendo que no hay que darle importancia a estas enfermedades porque el dengue y la gripe A existen y pueden causar la muerte, con lo cual hay que tomar ciertos recaudos. ¿Pero que necesidad hay de reaccionar casi como si se tratara del día del juicio final?

Vuelvo sobre la cuestión de los medios. Uno de los menús favoritos de los benditos medios de comunicación masiva es la mierda. Y vaya si saben servirla en grandes cantidades. Su negocio es ganar dinero, como todo negocio que se precie de serlo. Doña Ernestina, por poner un ejemplo, pone plata para sacar más plata, ¿si? Hasta ahí todos de acuerdo. Pero hete aquí que si al mejunje se le agrega una pizca de miedo puede resultar un negocio más grande aún.

Atemorizar al público parecería ser una de las recetas favoritas de los medios masivos de comunicación. ¿Por qué? Porque el miedo, el morbo y la desgracia venden. La cuestión sería averiguar el por qué venden. ¿Por qué está inserto en la naturaleza humana y lo necesitamos como un vaso de agua en la mitad del desierto o por qué te lo meten hasta en la sopa y no te queda otra que tragártelo? ¿Tendrá que ver con que somos una manga de infelices inseguros y nos comemos cualquier mierda? ¿Seremos inseguros de nuestro trabajo, de nuestra salud, de nuestros afectos, de nuestro aspecto, de nuestra forma de pensar y sentir y eso nos lleva a ser temerosos?

No soy muy afecto a las teorías tremendistas; no creo ni que el fin del mundo esté a la vuelta de la esquina porque el desastre ecológico nos acecha, ni que un loco de mierda esté a punto de apretar un botón y liberar así un gas tóxico que nos va a pulverizar los pulmones en menos de lo que canta un gallo. Nada de eso va a pasar. Pero sí creo que estamos como un poquito más miedosos de lo que deberíamos. Teikirisi.