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09 mayo 2011

Juventud, divino tesoro

Pitazo final. All Boys acaba de ganarle a River por 2 a 0 en el Monumental. Mientras tanto, en La Paternal seis amigos comentan las alternativas finales de un partido que vieron por la televisión. “Vamos All Boys, ¡carajo! River, te querés matar”, propina Guido de cara a la pantalla, al tiempo que un cronista entrevista al sonriente Nicolás Cambiasso, arquero y figura de los de Floresta. 

Aún quedaba una cita futbolística por delante: Independiente ante San Lorenzo. Sin embargo, la improvisada platea dispuesta en el departamento de Charly se fue despoblando. Diego, hincha de River adorador de Almeyda y detractor de Funes Mori, fue el primero en retirarse. Lo siguió el Colorado, simpatizante del Albo, quien había recibido el llamado de su novia diciéndole que la comida ya estaba casi lista y que lo esperaba para la cena. “Andate, pollerudo.”, propinó el Richard, mientras encendía un cigarrillo.

Los cuatro sobrevivientes de la jornada esperan en el balcón el comienzo del encuentro entre Diablos y Santos. Los temas de conversación del mientras tanto: las posibles vacaciones en la nieve de Charly, Guido y Chirlo (se había ido ni bien finalizó el primer tiempo entre River y All Boys), la campera de cuero que Richard había comprado “a muy buen precio” y el nuevo y coqueto longboard de Guido.

Salen los equipos a la cancha. Independiente necesita sumar de a tres para alejarse de la Promoción. En tanto, San Lorenzo navega en la mediocridad de una mala campaña que le permite encarar el duelo con la displicencia de no jugar por nada. Los cuatro plateístas se ubican nuevamente en su sus lugares. Charly, anfitrión de la velada, y yo, somos hinchas del Rojo. Richard, de Racing. 

El pobre primer tiempo no dejó mucho espacio para el comentario futbolero. Las flacas acciones del juego provocaron el reflorecimiento de anécdotas de la época en que no nos preocupábamos por la inflación, la cama del nene, la incipiente calvicie y demás pormenores de la vida cotidiana.

A pesar de un entretenido final de partido, el encuentro en Avellaneda terminó 1 a 1. Un empate que no le sirvió a nadie. Menos a Independiente, que empezó el año con la ilusión de volver a jugar la Copa Libertadores y ahora está sacando cuentas par ano irse a la B. Fin de la jornada futbolera.

Llegó el momento de las despedidas pertinentes en la puerta del edificio. Guido, con luz verde y sus 32 años sobre el longboard, cruzó Nazca y se perdió en la oscuridad de San Blas al grito de “¡Chau, putas!”. Richard enfiló para el lado de Jonte a la espera del 135. Charly dijo “nos vemos” y cerró la puerta de vidrio. Trascartón, me acomodé la bufanda y disparé hacia Camarones en busca del 47. Antes de llegar a la esquina el colectivo ya se estaba yendo. Atiné a correrlo, pero fue en vano. Me costó arrancar. Me estoy poniendo viejo.