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28 junio 2013

Sonría, lo estamos filmando


El crimen de Ángeles está en boca del país. Sobre todo en los canales de noticias: machacan por cadena nacional al público con el asesinato de la adolescente. Que un sospechoso por acá, que un testigo encubierto por allá, que un video esclarecedor por el otro lado y así los conductores se pasan el santo día haciendo lo que mejor saben: hablar sin saber.

Hernán vino a arreglar la computadora. Mientras cambia la fuente conversamos de la vida misma. Primer tema de la mañana: el frío. Segundo: el crimen de la adolescente. 

—Todavía no puedo creer lo de Ángeles —y Hernán come un bizcocho—. Es terrible.

Asiento con la cabeza, le paso el mate.

Como casi medio del país, Hernán tiene un sospechoso en la mira.

—El que tiene una cara de loco es el padrastro de Ángeles. ¿Viste cómo abre los ojos? Para mi, él tiene algo que ver.

Pero Hernán no tiene pruebas.

—Para mi lo mejor es que haya cámaras por todos lados. Si pasa algo, está grabado. Porque sino, los delincuentes te matan.— y me devuelve el mate.

No le respondo. Se me queda mirando. Le ofrezco más bizcochos, se come un par y dice que no quiere más mate. Confirma que la computadora funciona bien y se va. Tiene que ir hasta Tigre. Quizás en el territorio de Massa una de las tantas cámaras de seguridad lo grabe mientras baja del bondi.