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09 noviembre 2009

Muro de Berlín: veinte años después

Un día como hoy pero hace nada menos que veinte años se derrumbaba el Muro de Berlín. Su caída significó el fin de una era y el comienzo de otra. El 9 de noviembre de 1989 la Guerra Fría se empezaba a entibiar y se daba inicio a un Nuevo Orden Mundial, en donde el capitalismo se alzaría como la voz cantante en gran parte del planeta. Fue el comienzo del fin de la Unión Soviética y de sus países satélites y fue el inicio del proceso de reunificación de Alemania.

En ese entonces tenía apenas seis años de edad y recuerdo muy poco – por no decir casi nada – de ese suceso que cambió el mundo. Con los años vi documentales, leí artículos periodísticos y diversos textos que trataban el tema y si bien no me considero un caidadelmurólogo siempre me pregunté qué hubiese pasado si el bloque soviético no hubiese sucumbido. Al nacer de este lado de la cortina de hierro siempre viví bajo un régimen capitalista; es decir, no tengo la menor idea de qué se trata crecer bajo un sistema comunista. Ergo, no puedo decir cuál es mejor de los dos. Sería una linda experiencia enterarse en carne propia cómo es vivir bajo otro sistema.

Al respecto de ese tema siempre me llamó la atención qué pensarían los que vivían en el Este y que se vieron obligados a cambiar de sistema. Si bien varios cientos de miles de alemanes que vivían en el Este no dudaron ni un minuto en cruzar el Muro ni bien se abrieron las barreras, también hubo otras personas que no estaban muy contentas que digamos con el cambio. Al menos así lo señala un fragmento de una nota editada en Página/12 de hoy. Asimismo, el diario El País publicó también hoy un artículo señalando que sólo los polacos y los checos creen vivir mejor que bajo el comunismo. En tanto que los húngaros, ucranianos y búlgaros piensan que el libre mercado los ha hecho más pobres. Además, el periódico español afirma que menos alemanes del Este tienen ahora una imagen positiva de la reunificación.

Para meterse en el tema de la reunificación alemana les recomiendo ver una película que no tiene desperdicio: Goodbye Lenin. Este film cuenta las peripecias que debe hacer un joven alemán del Este para que su madre – consustanciada con el sistema comunista – no se entere que el capitalismo había ganado la batalla. Pues resulta que ella entra en coma poco tiempo antes de la caída del Muro de Berlín y los médicos le recomiendan a su hijo que la aleje del tema para que no le produzca un shock emocional. Cuestión que la película pinta de cuerpo entero los cambios que se producen al interior de una familia acostumbrada a vivir en un sistema comunista y que de un día para el otro debe adaptarse a las reglas del libre mercado. Una vez que terminen de ver esta película intenten muñirse de otro film altamente recomendable: Los Educadores. Pero sobre esta película ya hablaré más adelante.

Ahora bien, si no hubiese caído el Muro de Berlín nos hubiésemos perdido la oportunidad de ver en acción los dotes como albañil de David Hasselhoff, quien en esta imagen luce con total simpatía un sombrero al mejor estilo Frank Sinatra – seguro que se lo compró en el Este -. Recordemos que este muchacho tuvo el tino de cantar sobre las ruinas del Muro el fin de año de 1989 enfundado en su coqueta bufanda apianolada y con una campera con más luces que Times Square. Nos hubiésemos privado también de ver el gigantesco show que Roger Waters y sus amiguitos dieron en 1990 con motivo de los primeros ocho meses de la caída del Muro de Berlín. ¿Adivinen cómo se llamó el concierto? Sí, The Wall en vivo. Se trató nada más ni nada menos que del show que Pink Floyd supo brindar años antes, pero sólo con Waters como estrella de la banda ya que en ese entonces el grupo se había distanciado. El escenario se montó en el espacio neutral que existió entre las dos Alemania durante los 28 años que se mantuvo en pie la mítica pared. Además, fue transmitido en vivo y en directo para 50 países, toda una proeza técnica para la época.

Hoy como parte de la conmemoración de la caída del Muro de Berlín se colocaron 1000 piezas que formaron un dominó de 1,5 kilómetros que recorrió el centro de la capital alemana. Todas ellas fueron tumbadas como símbolo del derrumbe del Muro. ¿Qué hubiese pasado si el comunismo, tal como se lo conocía, hubiese sobrevivido hasta nuestros días? ¿Qué color hubiese tenido la crisis financiera que comenzó en 2008? No se puede hablar sobre lo que no pasó así que todo quedará en supuestos, lamentablemente.