Corría la década del ’80, el Muro seguía en pie y en la televisión el futuro había llegado hace rato. David Haselhoff todavía no se calzaba un short de baño para auxiliar gente en las playas de California cuando saltó a la fama en la pantalla argentina.
Enfundado en una suerte de agente especial, se consagró como el hábil conductor de una verdadera joya de la industria automotriz: el Auto Fantástico. Semejante avance de la tecnología no podía pasar inadvertido y menos en la televisión mundial. Provisto con una locuaz capacidad para hablar, el Auto Fantástico se supo ganar el corazón de grandes y chicos con sus aventuras gracias a sus comentarios siempre acertados.
Sin embargo, su vida luego de la serie sigue siendo un misterio. Hay quienes afirman que luego de la serie el Auto Fantástico fue utilizado como remis trucho en la zona oeste del Conurbano bonaerense.
Claro que no son pocos los que sospechan que el bólido parlanchín habría sido captado por la Policía de la Provincia de Buenos Aires para luego ser desguazado en un desarmadero de San Miguel. Sólo Dios lo sabrá.