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24 junio 2011

River, el fantasma del descenso y los bocinazos


“Está mal que no dejen venir a los cordobeses”, dijo el chofer del colectivo mientras esquivaba a un motociclista que estacionó en donde le vino en gana. “Mira que soy hincha de River, eh”, afirmó mientras señalaba un escudo millonario que colgaba del espejo retrovisor de la unidad.

El microcentro porteño es un infierno. Autos, motos, colectivos, camionetas y taxis por doquier. Una manifestación de docentes santacruceños sobre la 9 de Julio (desde Hipólito Yrigoyen hasta Avenida de Mayo) obligó a hacer un cambio en la ruta habitual. Todos atascados por Lima, queriendo doblar todos juntos y al mismo tiempo por Belgrano.

Los bocinazos no tardaron en aparecer. Las puteadas entre conductores tampoco. Los ánimos del viernes por la tarde están espesos. “Está complicada la mano hoy, me parece”, afirma un oficial de la Federal que espera al pie de la puerta de adelante su turno para bajar.

“Sí, es un día complicado, habrá que tener paciencia. Va a ser duro”, replicó el colectivero, al tiempo que aceleraba para cruzar la avenida más ancha del mundo de una vez por todas. “Va a ser duro. Como el domingo contra Belgrano”, señaló el chofer resignado a comerse las uñas el domingo durante el partido de la promoción.