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15 agosto 2012

La cinta, Gonzalito

— ¡Yo tenía $ 50! Te muestro el vuelto que me diste. No me robé nada. — gritó exaltada una señora al ser frenada cuando se iba del supermercado chino de su barrio.
— Usted no pagó té. — inquirió uno de los dueños del establecimiento sin que se le mueva un pelo.
— Sí que lo pagué. Pagué todo. Vos  me acusás porque fui a dejar la canasta acá — apuntó la injuriada señalando la pila de canastitos de plástico arrumbados al lado de una decena cajones repletos de envases de cervezas vacíos.
— Le paso video. — apuró en decir el chino con la tranquilidad de saber que no se equivocaba en su veredicto.

El volumen de la discusión subió y pronto los que estábamos en la cola para pagar apuntamos las miradas y paramos las orejas hacia el altercado entre dueño y clienta. La otra mandamás del negocio le pidió disculpas a una señora que sólo llevaba un paquete de tapas de empanadas y salió disparada hacia la puerta para ver bien qué pasaba.

Inquirió a su compañero en chino y la permanente rubia de la acusada de llevarse un té estalló de furia: “Hablen en mi idioma”, retrucó resaltando el mí. No le llevaron el apunte y siguieron discutiendo entre ellos.

— ¡No hablen en chino! — gritó esta vez para que la fiambrera del fondo también la escuche. — Hablen en mi idioma.
— Usted llevó té sin pagar — volvió a la carga el chino.
— A ver qué hay en video — ordenó la china con ánimos de apaciguar las aguas.
— Ahí se ve cómo te lo pago y voy a dejar la canasta acá — se volvió a defender la señora agarrándose los lentes con su mano derecha.

Tras observar la filmación de las cámaras de seguridad, los chinos volvieron a debatir la situación en su idioma. Ella parecía retrucarle algo a él y él se defendía señalándole el monitor con la grabación. Tras un par de minutos de discusión llegó el veredicto final.

— Perdoname. Está todo bien, amiga. — dijo la china poniendo su mejor cara.
— Ok. Te disculpo, pero hay que tener un poco más de confianza en los demás. — le contestó la mujer y se fue indignada.

La china volvió a su puesto. Le cobró $ 7 a la señora por las tapas de empanadas y mientas le agarraba el billete de 10 seguía retando al chino.