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11 febrero 2015

Sudoraciones de una noche de verano

Blanco por aquí, blanco por allá: la nieve por todos lados. A lo lejos se ve un bosque y entre los árboles se ve humo. Creo que sale de la chimenea de una casa. Hacia allí voy.

A cada paso, los pies se entierran en unos 15 centímetros de nieve. Así se hace imposible. El frío cala fuerte en los huesos. Estoy literalmente congelado. No creo que llegue hasta el bosque con esa casa y esa chimenea que brinde un poco de calor. Me voy a quedar congelado en el próximo paso. Cierro los ojos y me quedo inmóvil temblando de frío. Estoy a punto de desmayarme. Ya está. Hasta acá llegué. El frío ganó la batalla.

Alguien me da una cachetada y me grita: “Abrí los ojos”. Acto reflejo lo veo a Pino Solanas con su polera bordó y un saco gris de lana. “Están vaciando el país”, me dice mirándome a los ojos. Pino me agarra de los hombros y me sacude: “Ya se robaron 10 mil millones de dólares”.