Durante el año 1995 se realizó una campaña de prevención de la drogadicción muy particular. El lema era: "Drogas, ¿para qué?". Pero el aviso no quedó inmortalizado por su slogan, sino por la pareja de jovenes argentinos que protagonizaban el anuncio. Eran una chica y un muchacho que conversaban junto al Doctor Miroli (alma mater de la campaña) acerca de los daños que producían los estupefacientes.
Lo más curioso es que los jovenes que charlaban con el especialista eran dibujitos animados. ¿Acaso no es de drogadicto hablar con dibujitos? En mi barrio quien tiene esa actitud es considerado un lisérgico.