Pages

21 enero 2012

Fiesta de cumpleaños

Detrás de la reja verde inglés llamó a la cumpleañera con un alarido: "¿Vicky ya no me querés más que no me abrís?". Los tres que estaban en el pasillo mendigando un poco de aire fresco miraron hacia la entrada de la casa con sorpresa. Uno de ellos le avisó a la anfitriona que una nueva visita había llegado.

"¡Feliz cumpleaños, boluda! Hace mil que no te veo", dijo histriónicamente con otro grito al mejor estilo fan de los Beatles en los sesenta. "Bien, bien. ¿Y vos? Pasá, las chicas están en el fondo”, contestó la homenajeada.

La visita se sirvió un vaso de cerveza para matar los 33º nocturnos en Olivos Town y comenzó a charlar con Laura. A ella también le dijo que hacía mil que no la veía y le preguntó en qué andaba.

Laura le contó que estaba “a full con la tesis”, que estaba buscando un trabajo de medio tiempo para cubrirse “algunos gastos” y le elogió el reloj que llevaba en su muñeca derecha. "Está divino, viste. Son esas cosas que conseguís por 3 euros, pero que en otro lado las pagás 12 dólares", dijo sobre la adquisición del reloj con malla plástica color fucsia.

"¿Y cómo anda ese corazón, Lauri?", preguntó tapándose con la mano derecha la cara cual infante con vergüenza. "Solito, por ahora. A la espera de conocer gente", respondió y devolvió la pelota: "¿y vos?". "Ahí, viste. Yendo y viniendo", retrucó. Terminó de beber el vaso de cerveza y se explayó sobre el tema: "El otro día fui a una fiesta y un chaboncito me estuvo mirando toda la noche. Mucho histeriqueo visual, viste. En una de esas me acerco y resulta que no era del gremio. No sabés qué desperdicio, ¡estuve a punto de pedirle que se haga puto!”.