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20 abril 2012

Última estación: Esperanza (no cerramos los ojos)

En la misma estación hay dos entradas. En una de ellas los pasajeros conforman una auténtica torre de Babel. En la otra están los otros, quienes en realidad son los propios pero ajenos en su territorio. Así está estipulado: cada grupo en su andén y sin chistar.

Todos los pasajeros que abordan el tren en Aguas Calientes están molidos de cansancio. Los de Babel por estar horas recorriendo la ciudadela de Machu Picchu. Los propios pero ajenos por trabajar a sol y lluvia.

En la formación de los mil idiomas un grupo de animados rusos se ríen y muestran sus fotos con el imponente Wayna Picchu de fondo. Uno de ellos pide un whisky en vez de vodka y un servicial mozo se lo alcanza hasta su cómodo asiento. En cambio, en el tren de los propios pero ajenos casi no charlan porque el dolor de sus huesos no los deja hablar.